Creo profundamente que todo pasa en su debido momento y que las personas nos encontramos a lo largo del camino con una enseñanza para ofrecer y un aprendizaje que recoger.
Después de 20 años sin subirme al escenario pero mirando dese abajo siempre con admiración y añoranza, encontré la oportunidad de volver a lo que tanto he echado de menos durante dos décadas, dos décadas que a pesar de estar envuelta en un sin fin de proyectos, siempre la danza ha sido mi anhelo y mi espinita.
Y tuve la gran suerte por destino de dar con ellas, ellas son mis maestras y mis compañeras en este camino, ellas aportan a estos momentos mucho más que una coreografía en un escenario, ellas lo dan todo y lo ponen todo sobre él: disciplina, superación y corazón son los principales valores que nos mueven allí arriba y en cada ensayo.
Son mis maestras desde el momento uno que las conocí, cada una tiene un crecimiento que las hace únicas, pero hay una cosa que hace a este grupo tan especial: la humildad y el respeto que todas muestran a las demás, la comprensión y la dedicación a cada una, a cada momento, y la complicidad que se genera cuando todos estos valores son los que se llevan por bandera.
Orgullosa de compartir con vosotras momentos como estos, agradecida por todo lo que me enseñáis a todos los niveles de mi vida y dispuesta a seguir caminando con vosotras todo el tiempo que la vida y las circunstancias nos permitan.
GRACIAS POR TODO FLAMENQUITAS
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